El encuentro de Júpiter y Saturno marca el cambio definitivo
Sólo pasados algunos años dimensionaremos y seguramente agradeceremos,
el momento por el que estamos atravesando. Que está siendo muy duro ni quién lo
dude. Pero todo reordenamiento requiere de un caos previo. ¡Es ley sistémica!
Era necesario un sacudidón para salir de la zona conocida y
enfilarnos hacia nuevos horizontes. Si lo pensamos bien, el confinamiento no
sólo nos ha hecho entrar a casa; también nos ha recluido en nuestro propio
interior con todo lo que ello conlleva. Además hemos aprendido a valorar lo
importante, a adaptamos a lo inimaginable y a generar nuevos recursos.
Estamos preparadas para lo que vendrá. Desde el punto de
vista de analistas, sociólogos y ecónomos, se trata del previsible cambio de
paradigma. Pero hartas de cifras y datos (que nos sabotean la intuición, la
sabiduría heredada y la conexión espiritual), hay quienes preferimos buscar las
respuestas en el cielo.
Así, la gran conjunción Júpiter-Saturno consumada al filo
del anochecer del 21 de diciembre del 2020 y potenciada por el solsticio, nos
ha puesto en perspectiva. Este fenómeno que se piensa que en realidad fue la
estrella de Belén, marcó la entrada definitiva a la Era de Acuario y su
influencia, que se irá manifestando en forma lenta pero consistente, durará doscientos
años.
¿Qué cambios vendrán?
Por principio de cuentas se aminora la energía del elemento tierra
(lo material y lo concreto) ya que Júpiter y Saturno están asociados al aire.
Ello nos traerá un cambio de estructuras desde lo intelectual, lo intangible y
lo elevado.
El saber comenzará a contar más que el tener. Lo artístico,
las ideas y el conocimiento formal e informal, adquirirán relevancia. Lo mismo
que la acción comunitaria, la tecnología y la ecología.
La energía ligera y sutil del aire nos permite liberarnos de
viejas ideas, prejuicios y creencias. Así como de los patrones que no limitan
emocionalmente. Pero hay que tener cuidado porque este elemento también
representa conflicto.
La ventaja es que el aire también tiene la capacidad de
elevarse, lo que nos permite la conexión espiritual. En este renglón vienen cambios
drásticos y rupturas con las viejas instituciones eclesiásticas para dar paso a
la búsqueda de una espiritualidad mucho más natural y auténtica.
Como la brujería. A la luz de la nueva era, con el invaluable
apoyo de nuestros aquelarres, cultivando los saberes perdidos y trabajando
intensamente en nuestro interior, la Era de Acuario nos permite vislumbrar en los nuevos horizontes, el encuentro pleno
con nuestras almas.