El solsticio de verano nos provoca la magia más poderosa
Con el día más largo del año llega Litha, una de las festividades paganas más divertidas, potentes y propicias para hacer magia.
El Sol, que está en su máximo esplendor, nos envía plasma a borbotones. Y así, con el quinto elemento fluyendo a nuestro alrededor, los
pensamientos, deseos y decretos más locos y estrambóticos se pueden materializar.
Por eso se dice que en Litha ¡todo puede suceder!
La Diosa está embarazada y reposa. Mientras, el Dios celebra por todo lo alto y derrama sus dones. La fuerte energía masculina nos conecta con la realización, los logros, la perseverancia, la competencia y la fuerza.
Son los tiempos de contemplar lo que hemos venido cosechando y disfrutar sus primeros frutos. Hay que celebrar, convivir y compartir con los demás, danzar y bailar, brillar y expandirnos.
Pero por sobre todo, es el lapso propicio para lanzar los hechizos que nos llevarán a alcanzar nuestros sueños, por más lejanos que éstos parezcan. La transmutación y la purificación se hacen a través del fuego, elemento central en esta noche.
El solsticio es una fiesta que el catolicismo rebautizó como La Noche de San Juan, pero que en realidad se ha celebrado desde épocas muy remotas. Es el Alban Hefin celta o el Midsummar germánico.
En la tradición pagana moderna, Litha es magia pura y si observamos con atención, los seres fantásticos del bosque como las hadas, elfos, duendes, nomos y más, se dejan ver medio del bullicio y el festejo. Nos harán travesuras, sí. Pero a cambio, nos ayudarán a realizar lo que anhelamos.
¿Y qué podemos hacer para entrar en sintonía con Litha? Aquí algunas ideas:
A nivel material:
- Celebrar, vacacionar, descansar. Encontrarse con los amigos, bailar, cantar
- Hacer cosas que nos den alegría, felicidad y placer
- Comer las frutas propias de la época (fresas, higos, ciruelas, duraznos, mangos)
- Beber bebidas frescas y frutales
A nivel mágico:
- Hacer rituales que tengan como elemento central el fuego
- Bailar, cantar, hacer el amor, dar gracias por nuestras cosechas y bendecir a la humanidad en nombre del Dios alrededor de una fogata
- Saltar sobre las brasas (¡una vez que las llamas se han apagado!) como un ritual de purificación y fuerza