★Las artes mágicas nos permiten sanar lo que desde el lado racional no siempre se puede★
¿Hasta qué punto las mujeres de este país vivimos presas
del miedo? La violencia de género constantemente nos muestra sus muchos
rostros, algunos increíblemente crueles y aterradores.
Escapar de las crónicas y las imágenes de lo que está
pasando es imposible. Se nos aparecen sin previo aviso en las redes o por los
medios y al final, también necesitamos estar enteradas.
Aun sin entrar en detalles, aunque lo tratemos de olvidar
o lo pensemos ajeno, nos afecta. Nuestra energía se torna pesada, perdemos el
balance, el ánimo baja y las emociones se petrifican.
Pero lo peor es que el miedo se instala adentro de nosotras.
La sensación de peligro y vulnerabilidad que de entrada
sirve para mantenernos alerta, a fuerza de estar presente se ‘normaliza’ y sin
darnos cuenta, modelamos la existencia con base en el miedo.
Y si bien no debemos bajar la guardia, es necesario
aprender a manejarlo para que no acabe controlando nuestra vida, marchitándonos
el alma y enfermando el cuerpo.
Por ello te voy a dar un acto mágico que te permitirá trabajar
con tu inconsciente para recuperar la sensación de seguridad, además de invocar
una energía espiritual de protección.
Insisto en que no hay que dejar de hacer lo necesario
para apartarnos de situaciones potencialmente riesgosas, pero como sabemos, el
poder y la fuerza para hacerlo, proviene de nuestro estado interior.
Hechizo
para ahuyentar el miedo
Este hermoso ritual te ayudará a reconectar con la
sensación de protección espiritual y seguridad interna
Materiales
½ kilo de sal marina
Un ramito de salvia
Una pizca de flores de lavanda secas y pulverizadas
Unas gotas de aceite de olivo
Una vela azul
3 espejos de unos 15 cms. de altura aproximadamente
(puede ser un poco menos o más)
Un sahumerio
Prepárate
Elije un momento en que puedas estar sola, no importa si
es de noche o de día. Si lo haces un lunes, día consagrado al trabajo interior,
estará genial pero en realidad puedes hacerlo cuando lo necesites.
Haz con la sal sobre el suelo, un círculo en el que
puedas caber cómodamente. Este elemento representa a la Madre Tierra, un
arquetipo poderoso que asociamos con el cuidado, la sanación, la protección y
el abrigo. También es usada por infinidad de sistemas mágicos para purificar la
energía y neutralizar la negatividad.
Coloca los espejos sobre la sal, formando un triángulo
con la superficie reflejante hacia afuera. Tienen que estar casi verticales,
con una ligera inclinación hacia arriba, si los consigues con soportes es lo
mejor, si no, recárgalos en vasos de cristal volteados hacia abajo o en trozos
de madera, de esta forma rebotarán cualquier daño que venga del
exterior.
Adentro del círculo, sobre un plato de cerámica blanca
coloca la vela que previamente habrás ungido toda con unas gotas de aceite de
olivo y la que después rodarás sobre la lavanda pulverizada. Esta acción se
debe llevar a cabo con amor y gratitud por el trabajo que hará la vela, cuyo
color azul es de conexión espiritual y la lavanda, que aporta calma y paz.
El
ritual
Quita distracciones. Si te apetece, pon música que te
relaje y te haga sentir en paz.
Párate afuera del círculo y respira. Ve aflojando y
destensando tu cuerpo por partes, de la cabeza a los pies.
Trata de detectar el miedo en tu cuerpo. ¿Cómo es?,
¿dónde se aloja?, ¿qué se siente? No lo pienses, no armes historias, no uses tu lado intelectual. Sólo siéntelo.
Una vez localizado, con el poder de tu imaginación agárralo y mételo
en un saco, amárralo fuerte y arrójalo en un agujero imaginario. Declara:
Que
en las entrañas de la Tierra seas transformado en sabiduría, paz y amor
Prende la salvia y trátala con respeto; se trata de una
de las plantas más usadas para la defensa contra males mayores. Da tres vueltas
por fuera del círculo, en el sentido de las agujas del reloj, sahumando ese
espacio y a los espejos. Declara tu intención. Puedes decir:
Este
círculo me representa a mí, a mi cuerpo, mi corazón y mi mente. Declaro este espacio
libre de todo mal. Aquí no entra nada que pueda dañarme. Ninguna fuerza puede
perturbarlo. Todo lo malo se regresa, todo lo malo se purifica, todo lo malo se
diluye.
Deja la salvia afuera y luego, entra con lentitud a tu
espacio sagrado. Siéntate frente a la vela mientras declaras:
Que
la Luz (o la deidad de tu creencia: Dios, la Virgen, la Dama, La Gran Madre, el
Gran Espíritu, Padre-Madre) ilumine mi alma.
Que
su fuerza me guarde
Que
la certeza, la paz, el abrigo, la tranquilidad y la protección de la Luz, sea
conmigo
Que
así sea ahora y siempre, adentro y afuera, dormida o despierta.
Cierra los ojos y dedícate a disfrutar, sentir y
emocionarte con las intenciones expresadas. Esta es la parte más importante del
ritual, ya que es donde se crea la nueva información para tu inconsciente y
entras en un estado de trascendencia que te conecta con el Espíritu.
En el momento en que sientas que ya es hora de terminar, toma una respiración,
abre los ojos y levántate. Despídete y da las gracias a todas las energías que
están trabajando para ti. Sal del círculo y déjalo hasta que la vela se
consuma.
Cuando esto ocurra, levanta todo y lo puedes tirar o
enterrar. Los espejos lávalos con agua corriente y déjalos expuestos al sol
para que renueven su energía y los puedas usar en otros trabajos.
Puedes repetir cuantas veces sea necesario.
¡La Magia con todas!