miércoles, 12 de febrero de 2020

Violencia al acecho. Un ritual para controlar el miedo



★Las artes mágicas nos permiten sanar lo que desde el lado racional no siempre se puede★




¿Hasta qué punto las mujeres de este país vivimos presas del miedo? La violencia de género constantemente nos muestra sus muchos rostros, algunos increíblemente crueles y aterradores.

Escapar de las crónicas y las imágenes de lo que está pasando es imposible. Se nos aparecen sin previo aviso en las redes o por los medios y al final, también necesitamos estar enteradas.

Aun sin entrar en detalles, aunque lo tratemos de olvidar o lo pensemos ajeno, nos afecta. Nuestra energía se torna pesada, perdemos el balance, el ánimo baja y las emociones se petrifican.

Pero lo peor es que el miedo se instala adentro de nosotras. 

La sensación de peligro y vulnerabilidad que de entrada sirve para mantenernos alerta, a fuerza de estar presente se ‘normaliza’ y sin darnos cuenta, modelamos la existencia con base en el miedo.

Y si bien no debemos bajar la guardia, es necesario aprender a manejarlo para que no acabe controlando nuestra vida, marchitándonos el alma y enfermando el cuerpo.

Por ello te voy a dar un acto mágico que te permitirá trabajar con tu inconsciente para recuperar la sensación de seguridad, además de invocar una energía espiritual de protección.

Insisto en que no hay que dejar de hacer lo necesario para apartarnos de situaciones potencialmente riesgosas, pero como sabemos, el poder y la fuerza para hacerlo, proviene de nuestro estado interior.

  

Hechizo para ahuyentar el miedo

Este hermoso ritual te ayudará a reconectar con la sensación de protección espiritual y seguridad interna

Materiales

½ kilo de sal marina
Un ramito de salvia
Una pizca de flores de lavanda secas y pulverizadas
Unas gotas de aceite de olivo
Una vela azul
3 espejos de unos 15 cms. de altura aproximadamente (puede ser un poco menos o más)
Un sahumerio

Prepárate

Elije un momento en que puedas estar sola, no importa si es de noche o de día. Si lo haces un lunes, día consagrado al trabajo interior, estará genial pero en realidad puedes hacerlo cuando lo necesites.

Haz con la sal sobre el suelo, un círculo en el que puedas caber cómodamente. Este elemento representa a la Madre Tierra, un arquetipo poderoso que asociamos con el cuidado, la sanación, la protección y el abrigo. También es usada por infinidad de sistemas mágicos para purificar la energía y neutralizar la negatividad.

Coloca los espejos sobre la sal, formando un triángulo con la superficie reflejante hacia afuera. Tienen que estar casi verticales, con una ligera inclinación hacia arriba, si los consigues con soportes es lo mejor, si no, recárgalos en vasos de cristal volteados hacia abajo o en trozos de madera, de esta forma rebotarán cualquier daño que venga del exterior.

Adentro del círculo, sobre un plato de cerámica blanca coloca la vela que previamente habrás ungido toda con unas gotas de aceite de olivo y la que después rodarás sobre la lavanda pulverizada. Esta acción se debe llevar a cabo con amor y gratitud por el trabajo que hará la vela, cuyo color azul es de conexión espiritual y la lavanda, que aporta calma y paz.  

El ritual

Quita distracciones. Si te apetece, pon música que te relaje y te haga sentir en paz.

Párate afuera del círculo y respira. Ve aflojando y destensando tu cuerpo por partes, de la cabeza a los pies.

Trata de detectar el miedo en tu cuerpo. ¿Cómo es?, ¿dónde se aloja?, ¿qué se siente? No lo pienses, no armes historias, no uses tu lado intelectual. Sólo siéntelo.

Una vez localizado, con el poder de tu imaginación agárralo y mételo en un saco, amárralo fuerte y arrójalo en un agujero imaginario. Declara:

Que en las entrañas de la Tierra seas transformado en sabiduría, paz y amor

Prende la salvia y trátala con respeto; se trata de una de las plantas más usadas para la defensa contra males mayores. Da tres vueltas por fuera del círculo, en el sentido de las agujas del reloj, sahumando ese espacio y a los espejos. Declara tu intención. Puedes decir:

Este círculo me representa a mí, a mi cuerpo, mi corazón y mi mente. Declaro este espacio libre de todo mal. Aquí no entra nada que pueda dañarme. Ninguna fuerza puede perturbarlo. Todo lo malo se regresa, todo lo malo se purifica, todo lo malo se diluye.

Deja la salvia afuera y luego, entra con lentitud a tu espacio sagrado. Siéntate frente a la vela mientras declaras:

Que la Luz (o la deidad de tu creencia: Dios, la Virgen, la Dama, La Gran Madre, el Gran Espíritu, Padre-Madre) ilumine mi alma.
Que su fuerza me guarde
Que la certeza, la paz, el abrigo, la tranquilidad y la protección de la Luz, sea conmigo
Que así sea ahora y siempre, adentro y afuera, dormida o despierta.

Cierra los ojos y dedícate a disfrutar, sentir y emocionarte con las intenciones expresadas. Esta es la parte más importante del ritual, ya que es donde se crea la nueva información para tu inconsciente y entras en un estado de trascendencia que te conecta con el Espíritu.

En el momento en que sientas que ya es hora de terminar, toma una respiración, abre los ojos y levántate. Despídete y da las gracias a todas las energías que están trabajando para ti. Sal del círculo y déjalo hasta que la vela se consuma.

Cuando esto ocurra, levanta todo y lo puedes tirar o enterrar. Los espejos lávalos con agua corriente y déjalos expuestos al sol para que renueven su energía y los puedas usar en otros trabajos.

Puedes repetir cuantas veces sea necesario.

¡La Magia con todas!

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